lunes, 23 de marzo de 2015

Enjaulado

Voy a tatuarme tu nombre
en las costillas
para cuando hundas tus manos
en ellas
sientas lo que es hacerse daño
a uno mismo.

Aunque quizás debería también
tatuar el mío al lado
para caerme contigo al vacío.

Cuando te fuiste
no me quedé solo.
Ahora es el dolor el que se hizo
un hueco en mi cama
y duerme conmigo todas las noches.

Aún no me escondo
de los fantasmas
que viven debajo de mi cama
por si alguno se parece a ti.

Me han visto derrumbarme más artistas
de lo que yo nunca seré jamás
porque estoy rodeado de caras
que me miran con ojos de pájaro
que solo ha volado en una jaula.

Es hora de pintar el color blanco de las paredes
con algo de desamor
digno de que lo rechacen en un museo.

Recuerda que las rosas son rojas
porque derramé toda mi sangre en ellas
el día que te las iba a regalar
y perdí tu aroma del desnudo deseo.

Tú lo que quieres es un chico triste
que te abrace
que te bese
y que te acaricie

Ya son las siete
y han pasado cuatro horas
¿Por qué no estás aquí?
¿Ya no te desvistes?

A este paso me convertiré
en el pájaro con alas
que nunca sobrevolará la nada
porque se acostumbró a volar en tu habitación.

Olvídame en palabras
que yo te recuerdo en los hechos.

Estoy debajo de la cama
por si algún día
quieres recoger los deshechos
que inundaron mi estómago
y mi respiración.


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