jueves, 30 de octubre de 2014

Los dedos imperfectos del peor pianista de la ciudad


 Contaba la revolución por dos
y los cuerpos sin ropa por uno,
dividía sus desnudos en
una única forma de expresión
la sonrisa de mi cara.

Rodeaba miles de flores
con su cabeza loca
de atarla a cualquier
parte de su cuerpo.

Y me deprimía
sólo diciendo que teníamos
una única vida
para poder compartirla.

Quien fuera gato
rodeado de flores.

Anoche soñé
que soñábamos juntos
estando despiertos,
con una flor de la calle
en la mano
y un poema escrito
a lápiz en la otra.

Sé que si decide dejarme
algún mensaje en la espalda
firmado por sus besos,
yo prometo dejarle
un mensaje de amor
entre comillas,
un mensaje de amor,
entre tus piernas.

No me interesaba
bajarle el sol o la luna
como regalo de cualquier
desconocido básico,
prefiero regalarme
un libro sin imágenes
imaginando el día
en el que no me lo devuelve.

Revolucionaba la televisión
porque la veía en el suelo
y no el sofá,
porque dejaba las cosas importantes,
para los lugares importantes.

Odiaba eso de
«Me gusta perderme
en tus curvas».
Ella no era ninguna
carretera  por la que pasaban
continuamente los coches.

Lo que le gustaba,
era sentirse un piano
bien tocado por los dedos
perfectos del pianista
peor pagado de la ciudad.

Mataba
con sólo morder
por encima del hombro.

Y era un continuo
«No quiero poner
la cara B de este vinilo».
Quiero seguir escuchando
la cara A contigo.       

Ella.
Ella mataba 
con sólo morder
por encima del hombro 
bajo los cimientos 
de la cama 
que un día, 
la vio ser noche. 

sábado, 25 de octubre de 2014

Tres estaciones y un ombligo


 Vivimos en un mundo
de material defectuoso
porque ya no sé
si vivo en Octubre
o en tu ombligo.

El invierno
se ha adelantado
y dios sigue sin existir.

Me olvido
del verano,
y dios, que no existe.

En realidad
creo que estamos
en otoño,
¿Te desvistes?             

viernes, 24 de octubre de 2014

Con los ojos casi abiertos


 Escucho la música
más fuerte
que mi mente.

Me concentro
y pierdo
la noción del beso
que me ibas a dar.

Odio no verme
en el momento justo
en el que me das ese beso,
porque es de la única manera
que me vuelvo de color.

Quizás sea
eso del temor
lo que no me deja
abrir los ojos para poder
verte.

Quizás,
por eso me paso
la mayor parte del tiempo

sintiendo,
más que besando.

¿Puedo abrir ya
los ojos
y beber(te)
en tú ciudad?

Quisiera ser otra persona
para ver de qué color
me pongo al darte
el primer beso
del día.

Así que le dije que me gustaba
ser su color preferido.


Me dijo que le gustaba
hasta en blanco y negro.          





Poema inspirado en una ilustración de Andrea Vega.




   

miércoles, 8 de octubre de 2014

El dedo que quería ser corazón


 Se me ha roto el corazón
pero tranquilos,
sólo estoy hablando de mi dedo.
El corazón verdaderamente importante
por ahora,
sigue sin previo aviso
de autodestrucción.

Una vez llegué a una conclusión
y es que eres mejor
que el olor a lluvia,
mejor que compartir
ese olor con la cama.

Recuerdo días
y algunas noches
dónde lo esencial
era ser feliz,
me olvido de conversaciones
con reproches
que sólo nos quitaban
cualquier tipo de interés en sobrevivir.

Estábamos tan desordenados,
qué sólo nosotros
eramos capaces de encontrarnos.

Sea dónde sea
a la distancia que sea
porque si no era contigo
me perdía en un habitación
con sólo una puerta
y sin ventana.

“Tienes los ojos bonitos”
Decían todos,
y con todos
se iban tus ojos
a la cama.

“Tienes una mente preciosa”
Te decía yo,
y yo sólo
y mi opinión
nos íbamos a la cama.

Estoy dando vueltas
en la habitación
de una sola puerta
y sin ventanas,
porque no estás.

Estoy pensando
en hacer una
y salir por ella
a buscarte quizás.

Esto parece en algunas ocasiones,
una canción de Keaton Henson,
pero sin pasar miedo,
cuando tú me hablas con palabras,
y yo con sentimientos.


Se me ha roto el corazón,
y ésta vez,
no ha sido el dedo.