miércoles, 17 de junio de 2015

Tres rosas amarillas

Tres rosas amarillas
y cuatro puñales azul celeste
de aquella vez que me miraste a los ojos
como si nada de esto hubiera pasado.

Ocurrió de todo entre nosotros
y nadie lo sabe.
Porque por separado,
somos eso,
nada.

Y por mucho que arranque
la maquinaria
siempre hay una pieza
que nos falla.
El uno
al otro.

Sin intentar
arreglar todo el destrozo
que llevamos encima
como si nuestras conciencias
no sintieran cansancio.

Estoy harto
de parecer un peso pesado
solo para ciertos aspectos
porque doy por hecho
que te echo menos de menos
que de más
si solo existieras
y yo no lo supiera
ni siquiera, percatándome
de tus besos de alquitrán.

Quizás me haya vendido
un poco,
solo un poco.
Lo suficiente para mirarnos
desde fuera
y saber que todo esto
es real.

Mi mejor yo,
te lo agradecerá.
Mi peor yo,
te lo seguirá agradeciendo.

No te quiero.

Te lo prometo.

Promesa de un preso
sentimentalmente
distorsionado.